DIARIO DE UNA CONDENADA
02-Marzo
Hace
poco que lo sé, pero lo supe antes que ellos, hace tiempo, pero yo no quería
saberlo, para evitar lo inevitable; esto que me niego a decirle al diario… que
me estoy muriendo… que en poco tiempo todo se acabará. Un año como máximo. Hace
una semana que me lo dijeron así, sin anestesia, sin compasión. Hace una semana
que el reloj se paró en mis sueños, en mis esperanzas, en el aire que anhelo
respirar, horas de un tiempo que ya ha sido restado a mi vida, porque sé que no
tengo regreso.
Dentro
de este cuarto me está esperando mi cama como siempre, con mis libros, mis
peluches, mis cd, todo estará igual hasta que me vaya, esta cama que será mi
sepulcro en vida, y yo contando las horas que me esperarán, el sufrimiento que
ya ha nacido para matar hasta la última de mis células; que comerá mi piel y
mis huesos. Poco a poco irá haciendo mella en mi carne.
Todas
esas pastillas, esas drogas que empezaron a enchufarme serán mi desayuno, mi
almuerzo y mi cena, ¿y de qué valdrán? De qué servirán si el fin llegará
después de todo. Lo que no sé es cómo irá a hacer lo que me espera. Solo sé que
a partir de ahora seremos este cuarto y yo, para conocernos, para contarnos
secretos, para escribir lo que sienta en el momento. Decidí hacerlo porque
alguien lo encontrará y sabrá lo que sentí desde el primer día.
05-Mayo
Mamá
y Nachi me invitaron a dar una vuelta. Como si nada ocurriera, ninguna se
atreve a hablarme del tema, será que tienen miedo de enfrentar la muerte, o
disimulan, sin mirarme a la cara, porque al fin yo soy la muerte con cara de
mujer, con cara de pendejita, aunque todavía estoy entera, los cambios
comenzarán a suceder paulatinamente. Yo también trato de disimular, para no
verlas sufrir, para no verlas llorar. No quiero que lloren, no quiero llorar.
Tengo diecinueve años y una rabia por dentro que no me deja gritar. No quiero
nada, ni risas, ni lágrimas, ni caras hipócritas que me quieren convencer con
sus ojos de piedad de que todo va a estar bien. ¡Estúpidos! Prefieren venderme
su mentira para hacerme sentir mejor. Mis dos únicas amigas vienen una vez por
semana para distraerme, son mis compañeras de la Universidad. ¡Y pensar que yo
soñaba estudiar medicina! Parece una burla, una estafa de la vida, de Dios para
conmigo, nunca nadie podrá contestarme por qué tuve que ser yo. Qué tuve yo de
especial, de original, salir premiada con el billete gordo para unas vacaciones
a la Eternidad. Pensarán que voy a sentirme destruida, que estaré hecha un mar
de lágrimas, al contrario, me cagaré de risa de todos, y de todo.
Odio
sí esa cama que me espera para tragarme entre las sábanas, ella estaba
predestinada, conocía esta hora infausta, y ahí me está abriendo sus tentáculos
para que cuando pronto caiga débil, no me dejará irme más; irá tomando olor a
ataúd, ese olor asqueroso a podredumbre; no dejo desde ahora que me apaguen la
luz, ya bastante oscuridad habrá después cuando me cierren los ojos. Quiero
luz, mucha luz, la televisión prendida todo el tiempo; dormirme con ruido, con
voces, con música. No quiero cerrar los ojos, quiero mantenerlos bien abiertos,
¿eso será miedo, pánico o terror? No, simplemente son ganas de aferrarme mucho
a esta vida, a esta puta vida que me traicionó, que me está haciendo a un lado.
Pero aún no estoy vencida, así sea puteando seguiré luchando, pataleando, en
este lecho sin timón, en este viaje sin puerto, sin llegada, sin regreso.
18-Septiembre
Estoy
aquí todavía, dándole la bienvenida a los dolores, a los vómitos, a mis huesos
que parecieran clavarse en mi piel; mi pelo se está cayendo a mechones, (me
puse un gorrito que me tejió abuela); recién han comenzado las sesiones de
quimioterapia; no puedo explicar lo que me causan, son como la antesala de la
muerte. No voy a escribir de eso, ese tratamiento es otra enfermedad que me va
matando lenta, lentamente…
Esa
palabra no puedo separarla de mi boca, y sin embargo todavía no he podido
gritar que quiero vivir, salir, irme a bailar, a bañarme a la piscina, a ver
con películas con Beto, a reírme de esta porquería que me consume el cuerpo,
quiero vivir, vivir, ¡¡¡¡Vivir!!!! No voy a hablar con Dios ni de Dios, ya
hablaré después... cuando llegue el momento. Beto me dejó. No culpo su
cobardía. Quien querría quedarse aguantando un cadáver viviente. No pudo seguir
aguantando ver mi aspecto que se va demacrando. ¡La puta que lo parió! a esta
cochina vida, a la gente, al amor, a todo lo que pude ser y no podré. A este
destino, a ese maldito día que me convertí en una condenada, sin derecho a
reclamar unos días, unos meses, un año más. Que alguien me diga como puede uno
conformarse, de dónde se pueden sacar fuerzas para seguir. Lágrimas no hay,
nunca lloraré, no le daré ese placer a quien me vea aquí, postrada, pelada,
piel y huesos donde late todavía el corazón, mi corazón que es un verdadero
luchador. (Beto, mi amor, te extraño, quiero amarte, que me ames, que me
resucites con las caricias, que me hagas el amor, que me excites mucho, así
sabré que todavía estoy viva…)
25-Noviembre
Nachi
se acostó al lado mío; me leyó unas poesías francesas, sabe que me gustan, que
adoro la poesía de Verlaine, las de otros poetas también, le pedí que me leyera “Nevermore”,
"¡Ah,
qué perfumadas son las flores
y qué
sonido, qué murmullo encantador
el
primer sí que sale de sus labios bienamados!"
Verlaine
un poeta que llamaron maldito, porque se atrevió a desafiar los prejuicios, a
esa sociedad imbécil de antes; después Nachi se abrazó a mí porque yo tenía
frío, mi querida hermanita, te quiero con toda mi alma. Sé que no me olvidarás.
Gracias por tu cuerpo dándome calor, hubiera querido robarte un poco de tu
energía, pero el cansancio me va venciendo casi sin darme cuenta. Gracias por
esos masajes que me das en la espalda cuando me das vuelta para que no se me
hagan llagas de estar en la misma posición. Sé lo que estás haciendo por mí,
que estás disimulando para hacerte la fuerte. Que estás dejando tus mejores
horas para dármelas a mí. A mí que las fuerzas para luchar me van abandonando.
Cuando tengo que ir al baño siento que tuviera que atravesar un desierto, no
llego nunca. Cuando tengo que comer, apenas puedo abrir la boca. Mis brazos son
un mapa violeta y negro, de las vías que me conectan para inyectarme una
ensalada de drogas. La andadera es ahora mi fiel compañera para caminar y la
silla de ruedas son mis otras piernas cuando salgo de este encierro definitivo.
25-Diciembre
Celebraron
la Nochebuena ayer, vinieron mis primas a almorzar hoy, Mamá y Nachi me
vistieron, me arreglaron un poco y me pusieron una manta para llevarme con la
silla hasta la sala. Estaba todo iluminado, pusieron el árbol grande con las
bolitas, los muñequitos, todos los adornitos y la estrella arriba
resplandeciente. Mamá preparó pavo relleno de castañas, con puré de manzanas;
su comida tradicional de los Diciembre. No tenía hambre pero comí un poquito de
turrón blando, y probé una copa de champagne. No sé si podía o no pero me
importa un carajo. Si no podía disfrutar ese pequeño momento de alegría, de un
sabor exquisito en mi paladar cuando podría ser? La verdad lo que digan los
médicos a estas alturas me importa un forro. Los detesto con sus uniformes
blancos, estoy cansada de verlos acercárseme con su olor a hospital, hago como
que no existen para mí. Quería preguntarles si me bajaron para celebrar la
última Navidad con ellas. Quizá esta pudiera ser la última noche y no se han
dado cuenta de que…. bueno que caso tiene. Tal vez es mejor, que todo siga
igual, que no haya despedidas, ni pañuelos, ni caras trágicas. Beto me llamó
por teléfono. Lo mandé a la mierda. De verdad que este mundo es una basura, es
para lo que me ha servido haber llegado a esto. Pero no me importa, lo conocí a
tiempo, y tampoco intenté llorar por él.
02-Febrero
Tuve
una leve mejoría, el tratamiento parecía estar causando efecto, el cáncer
estaba retrocediendo, sentí una emoción, una alegría indescriptible, creí ese
día que los milagros existían; casi lloro. Eso fue hace como un mes, creí que
aún era posible lo imposible. Ilusa de mí, ayer fui con mamá al hospital,
¡pobrecita mamá! Ella se está muriendo conmigo también. Las radiografías y los
análisis revelaron un regreso violento de mi asesino. Metástasis. No olvidaré
esa palabra. Es horrible. Asquerosa. Repugnante. Ya no doy más. Esta vez sí que
no doy más. No creo en nada ni en nadie. Todo fue inútil, todo una vil mentira;
yo luché, yo batallé, me obligaron a tragarme esas drogas, a someterme a esos
tratamientos venenosos, y así me dejaron, con metástasis.
Si
hubiera sabido no hubiera dejado que me tocaran, hubiera esperado el final ahí
en mi cuarto, tranquila.
Regresé
a mi cuarto desolada, vencida, acabada, sin hablar, le pedí a mamá que me
ayudara a bañarme, para sacarme un poco ese sudor a inyecciones, a muerte
venidera. Me sentó en la silla que me puso en la ducha, y con una esponja me
acaricié todo el cuerpo, con el jabón perfumado, con el agua tibiecita. Estoy
completamente pelada, así que no tengo que lavarme la cabeza, pero me la mojé
igual para sentir la caricia del agua que me relaja. Estuve más de media hora,
no me dan ganas de salir de la ducha, no quiero regresar a esa cama, no quiero…
Quiero que mamá me ponga colonia, que me pase talco por la espalda, por este
pobre cuerpo mío, que es un deshecho, parezco de esos que murieron en
Auschitwz, de verdad, salvo que el “genocida” no tiene ojos azules y un
bigotito ridículo; tiene un nombre científico, temible, que ha matado también
millones de personas; no sé como mamá y Nachi soportan verme así. Yo me acostumbré
a la fuerza, pero siempre evito los espejos. Están prohibidos en mi cuarto.
07-Marzo
Ya se
cumplió un año. Yo cumplí veinte el mes pasado. Soy una acuariana porfiada. No
sé si sea característica del signo, pero yo soy así. No creo en los signos. Esa
es una pavada para gente ignorante. Mamá, Nachi, la abuela y las primas me
hicieron un festejo en el cuarto. Mientras escribo, lo hago con bastante
dificultad, me ponen muchas almohadas en la espalda para sentarme un poquito.
Esa posición acostada es una tortura. Me trajeron una torta, pusieron unos
globos en la pared. Nachi puso un cd. de Gladys Knight que a mí me encanta. A
mi edad debieran gustarme Ramazotti, Sting, Queen, Freddy Mercuri, pero adoro
las baladas americanas de antes, mami me las heredó. Me cantaron las mañanitas,
y soplé la velita (todavía puedo respirar). Unas lagrimitas de mis ojos me
traicionaron, se escaparon al fin. Me abrazaron, me besaron, los ojos de la
abuela empañaron sus anteojos. Yo las quiero, fueron mi tabla de salvación.
Creen que no me doy cuenta, aunque ya la debilidad y el cansancio de vivir son
vencedores. Aunque mi enemigo ganó la batalla, siento que hay una guerra que él
no ganó. Me voy de esta vida con una gran satisfacción. Haber peleado.
5-Marzo
Nachi
y mamá me quieren......................
..............................................................
Comentarios
Publicar un comentario